La educación pública en el siglo XXI

 

Introducción

La escuela es asumida como el gran laboratorio desde donde se impulsa el desarrollo de competencias y experiencias que permiten a los actores del proceso educativo insertarse en la sociedad con miras a su transformación. En tal sentido debería concebirse el acto educativo como “la fuerza del futuro”, porque ella constituye uno de los instrumentos más poderosos para realizar el cambio (Mayor,1999). El sector público, que atiende a una población vulnerable en su mayoría, está llamado a abrazar esta idea, de manera que la educación sea el medio idóneo para reducir las brechas e incertidumbres producidas por la ausencia de igualdad de oportunidades, un sistema democrático sólido y adaptación ante los constantes cambios que se dan, de los cuales la escuela es corresponsable de su promoción.

Según Delval, Juan. (2013) durante el siglo XX se han estado produciendo importantes cambios sociales que se suceden cada vez con mayor velocidad y, sin embargo, parece que las escuelas no se transforman al mismo ritmo que la sociedad, por lo que nos tenemos que plantear cómo deberían ser los centros educativos para preparar a los jóvenes a vivir en condiciones que cambian cada día más rápidamente. Por tanto, tenemos que reflexionar sobre cómo debería ser la educación para el siglo XXI.

Nos tenemos que plantear cómo vamos a educar a las generaciones futuras para que se desenvuelvan en la sociedad en la que les tocará vivir, donde surgen a menudo nuevas actividades, inventos, así como profesiones también nuevas. ¿Qué cambios debemos introducir en la escuela para que los prepare para vivir en una sociedad tan cambiante?

 

Desarrollo

Haciendo un recorrido histórico, se podría señalar, que el primer gran avance en la educación, la primera revolución educativa, fue el establecimiento de unas instituciones específicamente dedicadas a transmitir a las nuevas generaciones el conocimiento que habían alcanzado las generaciones anteriores. El segundo gran cambio en la educación, la segunda gran revolución, ha consistido en extenderla no sólo a un grupo selecto, de futuros funcionarios, clérigos o intelectuales, sino a todos.

Uno de sus primeros proponentes fue el gran educador centro-europeo Jan Amos Comenius, quien tuvo la osadía y la visión de futuro de sostener que había que enseñar "todo a todos", y todos incluía también a las mujeres, algo en verdad revolucionario en ese momento.

La escuela estatal con mayor número de estudiantes y mayores oportunidades económicas para invertir en la formación de cada uno, es también invitada a llegar a todos, pero con calidad. Debe formar a los ciudadanos que aspira y demanda la sociedad.

 

Lo que ha de preguntarse ahora es ¿cómo se hace?, ¿cómo se puede llegar hacia una escuela que cumpla esas funciones?, ¿qué se tendría que hacer en las escuelas para encaminarse hacia la formación de individuos que respondan social y académicamente a las exigencias actuales?

Se podría iniciar por establecer con precisión los objetivos educativos (Delval, 1990) y adecuar las actividades a la consecución de éstos. Por eso, es muy importante ponerse de acuerdo sobre qué queremos conseguir por medio de la educación: que los individuos sean autónomos, felices, responsables y ciudadanos participativos serían unos fines que nos podríamos plantear, pero tal vez el sistema productivo se interese por producir trabajadores eficaces y obedientes, o el sistema político por tener súbditos que gocen de una vida material confortable y consuman; que actúen políticamente como las ovejas de un rebaño. Una vez respondida estas interrogantes, pasar a la acción.

Conclusión

Se ha hecho consciencia de que hay una contradicción entre el tipo de educación que se proporciona en las escuelas y el modelo de sociedad al que formalmente se aspira, porque las escuelas no son instituciones que hayan nacido en sociedades democráticas, que tengan en su origen una vocación democrática, y lo que tendríamos que conseguir es constituir escuelas que sean democráticas, que preparen a los individuos para funcionar en una sociedad democrática como auténticos ciudadanos, y no como súbditos. Además, debemos preparar a nuestros alumnos para desenvolverse en una sociedad que cambia muy rápidamente. Por eso se habla de que la escuela más que transmitir unos conocimientos bien establecidos, tiene que enseñar a aprender y a adaptarse a situaciones cambiantes.

Formato Documento Electrónico(APA) Delval, Juan. (2013). La escuela para el siglo XXI. Sinéctica, (40), 01-18. Recuperado en 04 de octubre de 2021, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-109X2013000100004&lng=es&tlng=es.

 

Comentarios

  1. Lo veo muy bien... Ahora, la escuela, mas que enfocarse en cómo va a formar la generaciones futuras, ha de centrarse en cómo está educando a la actual. El problema del mundo y, con el, el de la escuela es que no se están enfrentando y dando solución a los problemas y realidades actuales. Mejora el presente y no tendrá necesidad de preocuparte por el futuro.

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