Diferencias entre las competencias laborales y competencias profesionales


La integración del enfoque de competencias al modelo educativo, trae consigo distintos tipos de competencias, así como de niveles dentro de ellas. Existen las competencias fundamentales –básicas o las genéricas, las específicas y las laborales-profesionales. Las primeras constituyen las grandes intenciones, y se espera que se desarrollen a lo largo de la vida, las segundas, están enfocadas en el conocimiento científico especifico de un área del conocimiento y las terceras, están encaminadas al ejercicio del trabajo propiamente.  

Las competencias son combinaciones dinámicas de recursos personales, complejos sistemas de comprensión y acción que incluyen «saber pensar», «saber decir», «saber hacer» y «querer pensar, decir y hacer». Se ponen en juego para comprender la complejidad de las situaciones en las que se pretende actuar y para diseñar, planificar, desarrollar y evaluar los modos concretos de actuación. La acción en situaciones concretas y complejas de la vida profesional conlleva a un “saber de la experiencia”, que produce una mayor comprensión de la experiencia vivida, pensada, reflexionada y contrastada (Pérez y Pérez, 2013) Citados por Martínez, Castro y Julia 2018. Este enfoque propone planificar la enseñanza en base al desarrollo de competencias en el estudiantado, unidad organizadora de los perfiles profesionales, mallas curriculares y programas de estudio.

Dada la condición de que el saber científico-académico es el tipo de conocimiento que fundamentalmente se ha transmitido y sigue enseñando en las instituciones educativas según Aguerrondo, 2009 y que esto ha causado que los estudiantes puedan articular con facilidad su aprendizajes con  el contexto en donde se desenvuelven, surge la necesidad de lograr una mayor integración entre el saber científico-académico y la práctica profesional (Tobón et al., 2010), exigiendo que se considere el conocimiento que los profesionales elaboran a partir de su ejercicio profesional.

Según MINERD 2016, la competencias laborales-profesionales se refieren al desarrollo de capacidades vinculadas al mundo del trabajo. Preparan a las y los estudiantes para la adquisición y desempeño de niveles laborales-profesionales específicos y para solucionar los problemas derivados del cambio en las situaciones de trabajo. Esas competencias están presentes en las distintas especialidades de las Modalidades Técnico-profesional y las Artes, así como en la formación laboral que incluyen los Subsistemas de Educación de Personas Jóvenes y Adultas y Educación Especial.

La formulación de las competencias específicas y las laborales-profesionales deben incluir los conceptos, procedimientos, actitudes y valores necesarios para un determinado desempeño, así como los contextos en que se movilizarán y aplicarán estos conocimientos. Cuando el enunciado de la competencia no explicita de forma directa algunos de los componentes conceptuales, procedimentales o actitudinales, éstos se indican en los contenidos.

Hay autores que utilizan indistintamente los términos Competencia laboral y Competencia profesional. No obstante, según la resolución ministerial 21/99 del CETSS, Competencia Laboral es entendida como conjunto de conocimientos teóricos, habilidades, destrezas y actitudes que son aplicados por el trabajador en el desempeño de su ocupación o cargo en correspondencia con el principio de idoneidad demostrada y los requerimientos técnicos, productivos y de servicios, así como los de calidad, que se le exigen para el adecuado desenvolvimiento de sus funciones.

De su lado, (Pissinati sf) plantea que la Competencia profesional es la capacidad de movilizar, articular y poner en acción valores, conocimientos y habilidades necesarios para el desempeño eficiente y eficaz de actividades requeridas por la naturaleza del trabajo.

En pocas palabras, mientras que las Competencias Profesionales, están asociadas a la integración compleja de conocimientos científicos y académicos, las Laborales, guardan una estrecha relación con las experiencias, vivencias, prácticas y subjetividad del sujeto que aprende y ejerce sus tareas en un contexto especifico.

 

El conocimiento profesional ha sido definido como una integración compleja de conocimientos y habilidades necesarios para desempeñar una profesión (Tamir, 1991). Se caracteriza por ser práctico, dado que guía la acción, además de situado y contextualizado, porque emerge desde ésta y la cultura en que es utilizado. También es un conocimiento complejo, por su dinamismo e integración de diversos saberes que surgen desde variadas fuentes de conocimiento, siendo una de ellos las TC (Sosa y Ribeiro, 2015). Citados por Martínez, Castro y Julia 2018.

Se entiende a las Teorías Profesionales, como aquellos modelos explicativos que se desarrollan, aprenden y enseñan en contextos de práctica profesional, a partir de la interacción y el ejercicio profesional. Son aquellas explicaciones que tienen algún grado de sistematización, que se someten a prueba en la comunidad profesional, utilizan un lenguaje técnico propio de la profesión y se transmiten mediante la socialización profesional (Andreozzi, 2011), pero que no han seguido el método científico para elaborarlas, aunque sí una racionalidad, porque el profesional en la acción le otorga sentido a los problemas que enfrenta, reflexiona sobre su práctica pasada y la actual, elaborando hipótesis y probándolas, las que dan origen a una nueva forma de explicar fenómenos.

Sin embargo, las Teorías Subjetivas son hipótesis que las personas elaboran en su vida cotidiana (Flick, 2014), a partir de la primera infancia (catalán, 2016) y desde la experiencia y la interacción social. Permiten comprender el propio comportamiento y el mundo, guiar y justificar la acción (catalán, 2016; Flick, 2014; Groeben y Scheele, 2000). Pueden encontrarse implícita o explícitamente y corresponden a aquel conocimiento subjetivo de mayor elaboración y arraigo.

Sabiendo la importancia que tienen los saberes y experiencias previas, así como las hipótesis de los estudiantes, deber ser aprovechados en el acto didáctico del docente.  En ese sentido, una formación profesional en base a competencias, debe considerar esta dimensión subjetiva: (a) porque las TS son parte de la dimensión de significados atribuidos a sí mismo y los fenómenos del medio y por el solo hecho de considerarlas en el proceso de enseñanza y aprendizaje, se logra una participación activa y comprometida del estudiante en su proceso formativo; (b) para que el futuro profesional logre un autoconocimiento de la implicancia que tienen sus TS en la acción profesional; (c) enjuicie su funcionalidad; y (d) las reconstruya o enriquezca cuando sea necesario.

Así, en la formación profesional se requiere promover, en base a procesos reflexivos a partir de contenidos y/o prácticas, una integración entre las TS relacionadas con la profesión, las TS idiosincráticas de los estudiantes y las científicas. Se trata de generar un cambio subjetivo, en donde el saber científico y académico cobra sentido desde estos modelos explicativos de los estudiantes, logrando el desarrollo de un pensamiento más complejo (Morín, 2010) para la acción profesional.

Postulamos aquí que la formación profesional bajo un enfoque por competencias debe considerar a las TP: (a) como un insumo para llegar a constituirlas como TC, porque es un saber avanzado y situado, que ya ha demostrado en una comunidad profesional que es útil y por lo tanto, requiere ser considerado para lograr una mayor sistematización; (b) como un saber más cercano a la realidad profesional desde donde enseñar TC, es decir, que las TP representan un conocimiento de base sobre el cual se pueden enseñar TC, logrando así una mayor pertinencia; y (c) tal como lo propone Nolín (2008), como un saber que, aunque menos válido, confiable o creíble desde el mundo académico-científico, opera y resuelve problemas profesionales, por lo que merece ser difundido, enseñado y sometido a escrutinio.

En ese orden de ideas, se aspira a la combinación de las Teorías científicas, Teorías profesionales y las Teorías subjetivas.  La formación universitaria ha puesto un mayor énfasis en la enseñanza del saber científico técnico, en donde las TC ocupan un rol protagónico. Sin embargo, esta forma de enseñanza no ha logrado una adecuada relación entre la teoría y la práctica; (iii) Las TP y las TS representan aquellos saberes más situados y cercanos a la experiencia y práctica profesional, por lo que se torna imperativo incluirlos sistemáticamente en los procesos formativos; y (iv) La integración de estos tres saberes puede conllevar al desarrollo de una teoría razonada, integrada, compleja y más funcional en los profesionales en formación, que les permita un abordaje más efectivo de los complejos problemas sociales y ambientales que nuestra sociedad enfrenta.

Es importante es tener en cuenta que el eje esencial de las competencias lo constituye su carácter holístico, reflexivo y contextualizado. Se busca un desarrollo integral, la conciencia Meta cognitiva, la integración de saberes científicos, cotidianos y profesionales. Esto nos indica que se trata de un conocimiento complejo, que requiere la movilización de la estructura de todo el sistema educativo a fin de formar el individuo que se demanda hoy día.


Yuleidy Tibrey de Matos

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