Innovación y su impulso desde el sistema educativo


Los avances en materia de tecnología han revolucionado al mundo en todas sus dimensiones. El ámbito educativo, de manera especial, ha sido tocado por una serie de cambios, innovaciones que retan al sistema, ya que, en la actualidad se demanda formar a la generación del futuro, lo cual, implica una reingeniería en cuanto a las actuaciones de los actores de este proceso.  En ese orden de idea, es necesario, repensar la educación, revisar el enfoque, la concepción que se tiene tanto del que enseña, como de los que aprenden y de quienes gestionan para el desarrollo de las instituciones.

Recobra sentido revisar la conceptualización del término innovar, el cual, en su núcleo semántico, denota novedad. Desde un punto de vista más general, el concepto de innovación educativa se vincula a cualquier modificación intencional de actitudes, comportamientos, procedimientos o prácticas educativas (Rivas, 2000). En su acepción vulgar significa simplemente “hacer algo novedoso” (Escudero, 2014).

Innovación significa cambiar hacia algo nuevo totalmente o algo nuevo respecto al objeto cambiado, pero, aunque la innovación siempre signifique cambio no todo cambio es innovador (Tomàs et al., 2010). El cambio, de hecho, es la causa y al mismo tiempo el fin de la innovación (Margalef & Arenas, 2006)

Comprendido esto, podría decirse que en este siglo XXI, debe darse un salto; en lugar de formar jóvenes para las industrias y necesidades laborales, debemos formarlos para el futuro tecnológico, para aprender a manejar informaciones, tener aptitud de apertura al cambio y la creación, ya que innovar implica creatividad, orientación al aprendizaje, pensamiento reflexivo y crítico, autorregulación, autoevaluación, orientación al logro de mejoras, y espíritu emprendedor. Así como capacidad de respuesta ante las exigencias y circunstancias dadas, sin menoscabo de la formación en valores, el desarrollo de habilidades sociales-relaciones interpersonales y trabajo en equipo, pues estas son fundamentales para formar un profesional competente.

Es importante tener pendiente, que se está formando estudiantes en la actualidad, para desempeñar trabajos que todavía no existen. Estos deben ser educados en un mundo interconectado, en donde el profesor, es un guía que, con sus conocimientos pedagógicos y didácticos, diseña el proceso de enseñanza y favorece el desarrollo de competencias necesarias para el futuro. Quiere decir que innovar, reinventarse nuevas formas de enseñar y aprender hoy día, es un imperativo que contribuye con el logro de resultados más eficaces.

Para concluir diciendo que:

‘’ Innovar debería ser un derecho y no un privilegio’’ pues, hacerlo es convertirse en forjador de un ser humano en un mundo que cambia constantemente. La innovación debe ser institucionalizada (Gairín & Rodríguez-Gómez, 2011), volviéndose independiente tanto de las personas que están en el momento de la creación y desarrollo de la innovación, así como de las circunstancias plasmadas en el contexto.

Yuleidy Tibrey de Matos

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